Un trastorno de la personalidad se define como un patrón permanente e inflexible de comportamiento, que se aparta sustancialmente de las expectativas sociales y culturales. Tiene su inicio en la adolescencia o principios de la edad adulta, es estable a lo largo del tiempo y comporta malestar o prejuicios para quien lo padece.
En la terapia se puede tratar y curar de raíz este problema que afecta la vida de los quiteños.